lunes, 15 de noviembre de 2010

APUNTES SOBRE EL NACIONALISMO Y LA UNIDAD NACIONAL EN COLOMBIA


webcolombia_2.jpg
William Mesa
El nacionalismo es hambre de poder atemperada por el auto engaño.
George Orwell

Nacionalismo:
El nacionalismo es un fenómeno del cual poco se ha hablado y de hecho es un fenómeno que aun hoy causa grandes debates dentro de los ámbitos académicos. Sin embargo el hecho de centrar el siguiente texto en uno de  los conceptos que suscita escozor, contribuye a explicar dinámicas algo coyunturales.  
El concepto mismo de nacionalismo y nación parte ya de diferentes interpretaciones, tanto ideológicas, políticas como culturales, pero trato de analizarlo como un hecho central y real. Comúnmente se ha entendido el nacionalismo como una ideología política proveniente de la “nación”, esta ultima definiéndose como grupos de individuos que cohesionados por factores como el territorio, la raza, el lenguaje, las costumbres etc. buscan la conformación de un ente político regulador de la vida social como la institución estatal, pero a la vez culturas y naciones que buscan la autonomía política mediante organismos reguladores horizontales, pero para el primer caso, se muestra el nacionalismo como un paso necesario y como un “después” en la articulación cultural de un pueblo en base al Estado.
Esta afirmación ha hecho que el nacionalismo parezca ser una tendencia “natural” en la vida de  los pueblos y sobre todo la falsa idea de “representar” toda la cosmovisión, toda la cultura, y toda la vida social de las comunidades y su identidad y ser aceptado sin discusión.
 El nacionalismo se coloca como parte inherente del pensamiento de la sociedad y por lo tanto bajo estos presupuestos, es más fácil para los países y las clases dominantes construir y darle fuerza a este tipo de perspectiva para justificar cualquier tipo de ataque o acción dentro o fuera de su territorio en nombre de la “nación”.
Autores como Benedict Anderson, plantea que las naciones son “comunidades imaginadas” por ideologías políticas  a la vez, que son “artefactos culturales de una clase en particular”, he ahí un primer intento de ruptura con la visión tradicional; la nación no necesariamente crea el nacionalismo ni lo antecede, el nacionalismo tiene la capacidad de crear las naciones cuando lo necesita.  De igual forma el  filósofo y antropólogo Ernest Gellner en su libro Naciones y nacionalismo,  habla del  error de tratar de definir el nacionalismo en términos de preguntarse ¿qué es el nacionalismo?, en realidad la pregunta justa seria ¿cuándo hay nacionalismo? Ernest Gellner parte en afirmar que los nacionalistas basan su ideología en la incoherencia, ya que a pesar que buscan conservar una serie de características de “identidad”, en realidad generan  rupturas con el pasado para consolidar sus intereses.
El nacionalismo se convierte como lo diría Bakunin en “esa virtud y ese culto del Estado”,  una forma de conciencia ideológica en la población, utilizada por el Estado para finalidades concretas, de ahí, nuevamente a que el nacionalismo está en la capacidad de crear la nación, la identidad, la homogeneidad cultural -política y como en el caso Colombiano para la consolidación de la “unidad nacional”  en base a unos intereses de clase dominante.


Unidad Nacional:
La pregunta de Ernest Gellner es indispensable para el análisis actual de la propuesta de Unidad Nacional que plantea Santos con tanto vigor y es precisamente el preguntarnos  ¿cuándo hay nacionalismo?. Si ya hemos definido que nacionalismo puede crear la imagen de la nación y que precisamente es una creación de clase, ¿cual es el objetivo concreto en el caso colombiano? 
Carlos París en su libro Critica de la razón nuclear nos da una primera noción; “el estado nuclear-militar-industrial no solo fabrica un ingenio de exterminio, necesita fabricar los demonios que justifiquen tal producción y discipline las conciencias. Por este camino, desde la mera invocación se llega a las escenificación, al montaje de la representación en que la figura demoniaca aparezca, no solo en el mundo cotidiano en las pantallas de la televisión o en el discurro verbal, si no en la tierra misma de lo real.” [1]
Es en primer lugar, la consolidación de clase dominante obviamente  a partir de los intereses de esta, pero a la vez, esa consolidación hace parte de la necesidad de cooptar cabezas visibles de organizaciones sociales, sindicales, indígenas y estudiantiles para legitimar una posición guerrerista en contra de las organizaciones que no quieren hacer parte de la alienación estatal, sean organizaciones en varios planos de lucha, desde la barrial hasta la lucha armada.
La alienación busca una común unidad de sectores “sociales” con las políticas estatales y  legitimando mediante los discursos conjuntos,  acciones tales como bombardeos indiscriminados, etnocidios, masacres, persecuciones, encarcelamientos, desapasiones etc. perpetuadas contra un enemigo común. Este último es uno de los  factores preponderantes a la hora de  crear el nacionalismo.
En segundo lugar, la Unidad Nacional nace de un presupuesto,  y es el de eliminar la conciencia de lucha de clases que hace parte  de cualquier sistema económico, político o cultural que base sus dinámicas en las relaciones de dominación. Santos en su discurso de posesión lo afirmaba rotundamente; “El llamado que he hecho a la unidad nacional supone dejar atrás confrontaciones estériles, pendencias desprovistas de contenido, y superar los odios sin sentido entre ciudadanos de una misma nación.” [2]
Desarticular cualquier tipo de lucha desde la perspectiva de la clase trabajadora es parte central, demostrar ante la sociedad civil y la comunidad internacional que existen  canales de participación “democrática”, disposición  de diálogo, representatividad partidista o gubernamental, es el  sofisma, es  la distracción que contribuye a  bajar de tono  a las implicaciones de la guerra social que vive el país.
Veamos pues las declaraciones del señor Tarsicio Mora, presidente del sindicato de la  Central Unitaria de los Trabajadores CUT, cuando aseguraba en una entrevista  que el gobierno de Santos esta “manifestado la voluntad de estudiar una partida económica que contribuya a la formación, educación, tanto del movimiento sindical, como del empresariado para construir y volver otra vez a que el sindicalismo haga parte de la democracia y la institucionalidad” [3], tal vez sería bueno recordarle al presidente de la CUT que en Colombia desde el 2002 con la llegada de Uribe se ha asesinado a 573 sindicalistas dentro de un total de  2.721 sindicalistas asesinados ( cifra oficial) y  que la “institucionalidad” del gobierno y la patronal nos dejo 5.000 asesinados de la Unión Patriótica y 1.000 del Frente Popular . Julio Roberto Gómez, Presidente de la Confederación General del Trabajo CGT en una declaración al diario La Republica confirmaría la alineación a la Unidad Nacional; “A mí lo que me sorprendió fue que otros voceros estaban muy contentos con el doctor Juan Manuel Santos, a pesar de haber dicho que era la continuidad de Uribe (...) Hay una actitud muy positiva con los compañeros de otras centrales obreras y a mí me parece que las soluciones están por ese lado.” [4].
¿De  cuál lado está hablando el presidente de la CGT?, el de la institucionalidad, el de la política de los políticos, el de la claudicación? Simplemente es la retorica del oficialismo “el esclavo con el discurso del amo es sus labios”. Se escucha al unisonó ¡mil veces gracias, presidente Uribe, a usted y su familia, por dejarnos un país donde es posible hablar de progreso, de prosperidad, de futuro y de paz!”  [5]
Es esa falsa pluralidad partidista y democrática, la que demuestra nuevamente  la uniformidad que tiene la política colombiana desde su nacimiento en el siglo XIX  y la capacidad camaleónica de los partidos políticos para poseer en sus mismas filas un “ centro”; encargado de realizar alianzas en momentos coyunturales, y una fracción “ de avance” que busca cooptar sectores “ progresistas”, esto funciona hasta en el mismo seno del conservadurismo, cosa que se deja ver claramente en el transfuguismo político.
A ello sumémosle el bombardeo permanente de los medios de comunicación alentando y avivando el nacionalismo y el patriotismo más insensato, “los héroes en Colombia si existen” y dejan fosas comunes con dos mil cadáveres. “la desmovilización es la salida”, la traición si paga!, colocando el patriotismo como la única salida de los jóvenes; su integración a las fuerzas militares, el único proyecto de vida “ viable”  en una sociedad donde no existe ni educación, ni salud ni mucho menos trabajo, la dicotomía de la vida juvenil; explotación laboral-victimas                         “ extrajudiciales” o  el “sálvense quien pueda” -  militarización de nuestra vida
Nacionalismo vs.  Insurgencia
Pero tal vez el hecho más concluyente en el caso colombiano para la construcción de un nacionalismo, y de la Unidad Nacional, es el hecho de buscar el exterminio total de la insurgencia. De ahí parte las criticas y los ataques desde la “izquierda racional” que confluyen junto al discurso  dominante, en el cual las guerrillas en Colombia son una de las causas centrales de la intervención yanqui y de la problemática interna, pretendiendo justiciar las arremetidas de la reacción local e internacional y nuevamente como ya lo hemos visto, apostarle a la institucionalidad que reparte migajas también a la izquierda que le sirve.
No se trata de entrar en debates que algunas veces se tornan  anacrónicos sobre las guerrillas, pero si es indispensable separar y no confundir (como se pretende), las causas y las consecuencias de la aparición de la lucha armada en Colombia que datan desde la misma conquista  y sobre todo el de quitarle el velo de “neutralidad” a un Estado que ha sido la principal causa del conflicto político–militar. Es  necesario hacer otra claridad y es el hecho de que  la derrota militar de la insurgencia abriría las puertas a una reacción sin precedentes”. [6]
Es por ello que el pasado gobierno de Uribe y el actual de Santos ( donde no hay ni habrá diferencia) ha buscado permanentemente el aniquilamiento de la insurgencia, la derrota militar mediante la ampliación de la ayuda norteamericana (bases militares, TLC, seguridad democrática etc.), olvidando que mientras la injusticia social impere, las condiciones para un alzamiento armado existen, mientras se asesine, se encarcele, se desaparezca, se persiga, y se masacre, los pueblos continuaran el largo camino hacia la liberación.
Crear la homogeneidad en el pueblo bajo una falsa identidad y homogeneidad, contribuye enormemente  al proceso de dominación ideológica, y esta a su vez legítima cualquier acción de los gobiernos y Estados, en nombre de la “nación”, de la cultura, la paz y la libertad, en nombre de la justicia, en nombre de la Unidad Nacional.

NOTAS
[1] PARIS Carlos, Critica de la civilización nuclear, Madrid, Libertarias, 1991, pág. 7
[2] Discurso de Posesión Juan Manuel Santos. Para mayo información se pude revisar;  http://www.elespectador.com/articulo-217898-el-discurso-completo-del-presidente-santos
[4] Diario la Republica, publicado el 29.08.2010.
[5] I Discurso de Posesión Juan Manuel Santos. ibid.
[6] La Guerra y la Revolución: reflexiones sobre Colombia a partir del nuevo conflicto Uribe-Chávez

No hay comentarios:

Publicar un comentario