Este fin de semana han ocurrido unos gravísimos hechos en la región amazónica del Perú. Este lunes amanecía bajo un toque de queda tras unos enfrentamientos entre la policía y grupos indígenas que se saldaron el pasado viernes con al menos 30 personas, aunque el número de víctimas mortales sigue siendo indeterminado (el gobierno mantiene que sólo tiene constancia de 9 civiles muertos, pero la organización indígena, Aidesep, dice que hay "entre 30 y 40" víctimas mortales).
La ONG Amazon Watch, que se dedica a supervisar lo que les ocurre a los indígenas en toda la Amazonia, ha denunciado que la policía está haciendo desaparecer cadáveres civiles con el fin de minimizar el número de víctimas, algo que el Gobierno, por supuesto, niega tajantemente, faltaría más.
Al mismo tiempo, el líder indígena Alberto Pizango, se encontraba en paradero desconocido desde el viernes, ha pedido asilo político en la embajada de Nicaragua en Lima. El Gobierno acusa a Pizango de ser el principal instigador de los enfrentamientos. Por su parte la Organización Indígena Nacional de Colombia, por su parte, se ha concentrado el lunes ante la embajada peruana en Bogotá para rechazar "el asesinato de nuestros hermanos".
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