Frank Mintz, artículo publicado en 1979 en la revista Bicicleta, n° 20, pp. 29-31.
También en (http://www.almeralia.com/bicicleta/bicicleta/ciclo/20/1...6.htm), sin las notas actuales
El problema del dinero durante la autogestión española 1936-1939
Inmersos[1], como estamos, en la sociedad de consumo y sus múltiples facetas, tanto en el mundo occidental, como en el oriental y en los países en vías de desarrollo, nos resulta difícil entender, y hacer comprender, el sistema organizativo monetario durante la guerra civil española.
Es importante, para empezar, conocer, al menos brevemente, las ideas propuestas por los militantes anarcosindicalistas, y de otras ideologías, antes del 19 de julio de 1936. Por lo que respecta al ala marxista no hay problema: al igual que la desaparición, el debilitamiento del Estado, se remite a una fecha imprecisa, el problema del dinero y las diferencias salariales se mantienen, tanto en Marx[2] como en los marxistas leninistas: No se puede tolerar que un maquinista de ferrocarriles reciba igual salario que un copista. Marx y Lenin dicen que la diferencia entre el trabajo calificado y el no calificado existirá aún bajo el sistema socialista, e incluso después de la supresión de las clases...[3].
Del lado libertario se advierten dos posiciones distintas. La primera es la de Kropotkin en "La Conquista del pan", en la que se preconiza «la toma del montón» y la puesta en común de las riquezas, así como el rechazo de todas diferencias salariales. La segunda, mantiene la moneda al mismo tiempo que los bonos de consumo, para fin de suprimir el carácter especulativo del ahorro, el préstamo, etc. Pierre Besnard fue quien mejor elaboró esta teoría, pensando en un sistema de salario nacional, a partir de bonos y de intercambios internacionales, eventualmente basados en el oro.
La práctica revolucionaria de 1933 y 1934 clarificó los conceptos. Por ejemplo, cuando la tentativa insurreccional del comunismo libertario, en Aragón en diciembre de 1933, el dinero fue abolido (Macario Royo: "Cómo implantamos el comunismo libertario en Mas de las Matas", Barcelona, 1934, p. 19), lo que puede vincularse tanto a los artículos de Isaac Puente en torno al comunismo libertario, como a la influencia de Kropotkin (muy leído en España): es decir, a una tradición comunal y un rechazo visceral a la política burguesa (que, sin duda, hay que ligar con la tradición religiosa del dinero como fuente de perversión).
En 1934, cuando la insurrección, voluntariamente limitada a Asturias, por culpa de obscuras maniobras políticas, como en las socialistas y comunistas del Bloque Obrero y Campesino (posteriormente, agrupado en el POUM, aglomerado de grupos marxistas disidentes antes de las elecciones de 1936), e incluso en las del PC[4], los comités crearon bonos para que la población pudiera aprovisionarse; bonos que, los comerciantes aceptaban.
Estas dos experiencias fueron ampliamente comentadas en toda España. Y los propios socialistas y comunistas del BOC y del PC, se extasiaron (a pesar de Marx y de Lenin-Stalin), ante la capacidad de los trabajadores asturianos en materia monetaria. Así, del lado anarquista, la visión de Besnard (y Leval) de un salario y una moneda privados de sus aspectos especulativos se acercaba a la de Kropotkin - Isaac Puente, que implica la supresión del dinero. El Congreso de la CNT de mayo de 1936, al adoptar una ponencia sobre el comunismo libertario, no tomó postura, pronunciándose por una fórmula ambigua[5] basada en el « carnet de productor ». Por otra parte, las demás resoluciones, citadas por Antonio Elorza en el número 32 de la "Revista del Trabajo", van del rechazo declarado al rechazo velado. Puede por tanto, pensarse, que la madurez en la reflexión prerrevolucionaria de acuerdo al proyecto de «reforma monetaria y esquema de circulación fiduciaria en una economía social» que cito en mi libro, según Valerio Mas (que fue quien me lo hizo conocer), no empezó hasta el comienzo de 1936, en Granollers